TRIUNFAZO

La Primera División del futsal derrotó a su par de Caballito Jrs. por 3 a 2 y se mantiene expectante en el campeonato. Con goles de Loreto (en dos oportunidades) y Fuentes, logró un triunfo valiosísimo frente a uno de los invictos del certámen.

A veces, la adversidad golpea demasiado duro. Tanto que imposibilita cualquier tipo de reacción, nos deja inmóviles e incapaces de responder. Golpes que parecen ser de nocaut aunque aún no se muerda la lona, pero parecería estar al caer.
Así sintió Independiente la derrota en el clásico frente a Racing, que lo dejó solo seis puntos por delante de la promoción. Anímicamente pareció hacer tambalear a los de Hermida, quienes en la cancha no encontraron respuestas futbolísticas.
Pero contra todos los pronósticos, la excursión a Villa del Parque fue completamente contraria a lo que algunos esperaban. El Rojo sacó a lucir ese corazón de león que lo caracteriza, y consiguió un triunfo sobre Caballito, que hasta el momento marchaba tercero, a dos puntos del líder Pinocho.
El amor propio de este plantel se impuso a cualquier mal resultado y recobró la memoria luego del pleito frente a Racing, para mostrar que está vivo, tal vez más que nunca. En un partido durísimo, donde la pierna fuerte estaba a la orden del día y ninguno de los dos regalaba nada, el Rojo se puso en ventaja con gol de Emiliano Loreto.
Parecía que resultaría un trámite, pero la cosa empezó a complicarse. Llegó el momento del empate de Caballito, quien pareció agrandarse y decidió ir a buscar el partido. Con un hombre más, por la expulsión de Souto por doble amonestación, el conjunto local consiguió la ventaja.
Así encontró el descanso a Independiente, y la historia de cinco días atrás parecía repetirse. Pero esta vez, el amor propio de los de Avellaneda, impuso el cambio de rumbo en el partido. Con un trámite muy parejo, donde ninguno de los dos regalaba nada, llegó el merecido empate, en los pies de Fuentes.
Con el 2 a 2 los dirigidos por Hermida comenzaron a crecer en la cancha y a dominar el encuentro sin brillar ni mucho menos. Ambos contaban con situaciones, pero allí fue donde Emiliano Loreto comenzó a transformarse en la figura, cosa que alcanzaría cuando el reloj marcaba que solo faltaba algo menos de dos minutos, donde alcanzaría su segundo gol personal y tercero de Independiente.
Todo indicaba que sería un empate seguro. Llegadas de los dos lados, partido muy parejo, y chispas en cada roce. Pero la diferencia la encontró el Rojo, con ese corazón grande como el mismísimo Libertadores de América, y en ese estandarte que hoy se vistió de arquero, llamado Emiliano Loreto.