DE LA GLORIA AL DOLOR DE NO SER

Diferentes momentos se atraviesan en la vida, algunos más placenteros que otros. Nuestro trayecto en este mundo puede ser tan cambiante, capaz de llevarnos del éxtasis a la desazón en cuestión de milésimas de segundos, pero siempre dentro de ciertos parámetros, dependiendo del ritmo que cada uno lleve.
Así, Independiente pasó del delirio tras la obtención de la Copa Sudamericana, a la congoja de hoy pelear por no jugar la promoción. Muchas veces, estos cambios rotundos no tienen una explicación lógica y mucho menos científica. 
Inexplicable resulta que un mismo plantel, con algunas incorporaciones, pase del brillo internacional a las penumbras del ámbito local, y deba esperar resultados ajenos para seguir respirando, por que los números aprietan cada vez más el gollete de este Rojo que parece moribundo y en caída libre, y desafía a la gravedad demostrando no tener subsuelo.
Con una mente tan débil un como castillo de arena, afronta partido tras partido y se arrastra en el campeonato, como resignado deambula por los diferentes estadios, sin respuesta física, anímica y mucho menos futbolística, viviendo de rodillas y sin siquiera morir de pie en cada encuentro.
Con un plantel a priori envidiable de 35 nombres, de los cuales muchos que otros quisieran tener, no se le encuentra la vuelta a la situación y aparecemos al borde del abismo. Solo un punto arriba arriba de la zona amarilla de la tabla, algo impensado en los tiempos de Erico, Sastre y De la Mata, o tal vez de Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz, y ni siquiera de los más recientes como Garnero, Rambert, Gustavito López y compañía.
Por supuesto que esto no es una cosa de este campeonato, ni siquiera de las últimas tres temporadas. Esto es algo que se viene gestando hace tiempo, y desde lo más recóndito de cada una de las últimas dirigencias. Es algo que excede lo futbolístico (que lógicamente gran parte tiene que ver), pero tanto el fútbol, como cada una de las disciplinas con las que cuenta el club, son simplemente el fiel reflejo del ámbito institucional.
No es casual que en uno de los peores momentos históricos en lo deportivo (sino el peor), se acompañe con el peor período desde lo corporativo hablando. Es que los números en rojo no solo se encuentran en la tabla de posiciones, sino que también están plasmados en el último balance.
Doloroso es este momento que atraviesa nuestro querido Independiente, doloroso es ver donde nos encontramos tanto futbolística como institucionalmente hablando. Hace cinco meses ni el más pesimista y ferviente hincha  imaginaba estar donde hoy estamos, y parece imposible, casi absurdo, pasar de la gloria al dolor de no ser.