Dura semana se vivió en Villa Domínico en la previa a este encuentro. Roces, discusiones y un espeso ambiente caracterizaron el lapso de trabajo del Rojo, quien en Bahía debía conseguir tres puntos de cualquier manera, según lo reconocieron sus propios protagonistas.
De no traer una victoria desde el Carminatti caería en zona de Promoción y nadie pretendía ni siquiera imaginar esa situación. La preocupación fue la característica más renombrada por los hinchas, quienes sin importar la situación coparon Bahía Blanca, agotando las algo más de 3.000 entradas que entregó Olimpo.
El partido comenzó como ya estamos acostumbrados con un impreciso Independiente, que parecía no hacer pie en el campo y con varias distracciones en la línea defensiva. Tal era el desconcierto, que en esos primeros minutos el conjunto local contó con un par de chances bien resueltas por Hilario.
Con el correr del cronómetro, los de Mohamed se fueron acomodando en la cancha, asentando el aspecto defensivo y comenzando a prevalecer en ataque. Las mejores oportunidades las encontraron Silvera (quien no gravitó en ningún momento), Fredes y buenas intervenciones de Parra, y si el Rojo no se puso en ventaja en ese momento fue porque los remates pasaron en su generalidad muy lejos del arco defendido por Tombolini, y las pocas pelotas que tenían destino de gol se encontraron con las manos del Uno de Olimpo.
Excluyente resultó la figura de Patricio Rodriguez, a quien en ningún tramo del encuentro los defensores pudieron tomarle el tiempo. Recostado siempre sobre el lateral izquierdo manejó el balón a su antojo y no encontraban forma de pararlo.
Recién a los 30´de esa primera etapa el conjunto bahiense reaccionó y fue en busca de la apertura del marcador, con interesantes combinaciones entre Rolle, Maggiolo y Bareiro, pero no encontrando la profundidad necesaria para quebrar el cero.
Ese primer tiempo finalizó con un merecido empate, pero cabe destacar el trabajo de los jugadores rojos, quienes sin brillar ni mucho menos supieron controlar a un duro rival, el cual (también hay que decirlo) tampoco contó con ideas ni situaciones como para ponerse en ventaja. El entretiempo encontró un cero que hasta ahí calificaba, pero que el balance general favorecía a Independiente.
El complemento empezó igual que el partido, con un Olimpo más ambicioso que la visita, buscando con remates lejanos en los pies de su Nº 10 Martín Rolle, aunque ninguno encontraba destino de gol. Esta vez, el Rojo se acomodó más rápido, y con un puñado de minutos, otro desequilibrio generado por el Pato sobre la izquierda finalizó en una infracción sobre el Diez.
A los 4´ y como consecuencia de un buen centro resultante de esa infracción, Parra alcanzó a cachetear la pelota enviada por M. Velazquez, para que se colara en el ángulo superior izquierdo, con la ayuda esta vez de la suerte, para que el balón pegue en el palo y entre.
De ahí y hasta los 20´ se produjo la mayor superioridad de Independiente, quien manejó la pelota y el ritmo a su gusto, recibiendo como respuesta del local solo algunos remates lejanos y desviados que no preocupaban al arco de Hilario.
Lentamente ya sobre la segunda mitad del capítulo final, los del Turco se replegaron y cedieron la iniciativa a Olimpo, quien se aproximaba sin gran riesgo pero ya controlaba el partido. El visitante no sufría en defensa pero tampoco generaba en ataque, limitándose a jugar de contra.
Aún así, el Rojo se las arreglaba para llevar peligro a Tombolini con las corridas de Iván Velez por derecha y las gambetas del Pato por la izquierda. Por las bandas llegó una de las más claras del partido, cuando el colombiano remató al arco luego de una serie de rebotes y la pelota fue devuelta por el palo.A su vez, Silvera también tuvo la suya, cuando tras una falla en la defensa de Olimpo se encontró mano a mano con Tombolini, quien tras una mala definición del delantero tapo el remate con sus piernas.
Y llegando al final del partido, a los 41´ llegó la perla del partido (y seguramente de la fecha). Pato Rodriguez, la gran figura de la cancha, tomó el balón una vez más sobre el sector izquierdo y encaró ante la salida de un defensor. De uno, de dos y de tres defensores, a los cuales iba desparramando a pura gambeta, hasta que le tocó el turno de salir a Tombolini. Sin temblarle el pulso, el juvenil lo encaró y también lo eludió, encontrándose con el arco a su merced, cediendo la pelota a la red, con un suave toque y decretando el 2 a 0, además del mejor gol de la fecha.
De ahí al final solo quedó tiempo para el descuento de Olimpo en la cabeza de Furch y tras un error de Hilario, y también llegaría la única expulsión del encuentro recibida por Eduardo Dominguez tras empujar al Uno del Rojo.
Se ganó y bien. No sobró nada, pero también es cierto que es una merecida victoria que permite respirar y alejarse unos puntos de la zona amarilla de la tabla, que permite encarar esta semana de trabajo con tranquilidad y también permite darse cuenta, que cuando quiere, el Diez de Independiente puede convertirse en el mismísimo Diablo.
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