Las rachas están para romperlas, se dice. Y si de rachas se habla, este Independiente no está excento si a negativas nos referimos. Es que el plantel del Turco es tan numeroso como irregular y hasta el momento no le encontró la vuelta. En lo que va del torneo no pudo repetir equipo y ganó tanto como perdió (tres triunfos e igual cantidad de derrotas) y gran número de empates.
Cierto es que por momentos la suerte no acompañó, y también que en ciertas circunstancias la enfermería se pobló por demás, pero la autoestima de este plantel es tan frágil que parece de cristal y ante el mínimo escollo se rompe.
Otra verdad es que Mohamed es un motivador nato, pero hay lapsos que pareciera que los jugadores no reaccionarían ni ante el más sensible de los impulsos. Pero cuando la estantería está por derrumbarse, cuando todo parece marcar el fin de un ciclo, sacan algo de lo mas recóndito de cada uno, y evitan que todo se desmorone.
Todo parece complicarse ante cada triunfo de Olimpo, Tigre y compañía, y de aquí a julio se calcula vivir en un verdadero infierno. Claro que después, se avecina un paraíso en el que sobrarán puntos y se disputarán tres competencias internacionales.
Mucho se habla de la actitud de los jugadores (de algunos más que otros), de que si continuarán después de mitad de año o no, pero la realidad inmediata indica que el foco de la concentración debe apuntar hacia otro lado, de la zona de promoción apenas unos escalones arriba precisamente. Luchar por dejar definitivamente ese lugar y terminar lo más arriba posible.
Ya no hay Copa Libertadores ni ilusión de campeonar, ya pasó el derby y los clásicos con Boca y River, y los triunfos no aparecieron. Hoy disputamos el último encuentro frente a un grande y tenemos la posibilidad de, al menos, salvar el honor en el famoso quinteto de privilegio.
Los números nos avalan, puesto que de los 162 partidos disputados, 64 fueron triunfos rojos, 53 victorias cuervas y los restantes 46, empates. 252 tantos marcaron los de Avellaneda, contra los 215 de los de Boedo, y lo reciente, dice que el Rojo arrastra tres encuentros sin triunfos (dos empates y una derrota), mientras que el Ciclón viene con tres partidos como visitante sin ganar (dos derrotas y un empate).
Por otro lado, de los últimos 5 encuentros frente a San Lorenzo, 3 fueron triunfos azulgrana, 1 victoria del Rojo y 1 empate. Como máximas goleadas, el Ciclón registra dos 4 a 0 (1930 y 1947, esta última la mayor en condición de visitante), mientras que Independiente acusa un 9 a 1 (1963) y un 5 a 1 (en 1954, máxima siendo la visita).
De esta manera, queda demostrada la superioridad del Orgullo Nacional sobre San Lorenzo, claro, que hubo una notable paridad en los últimos años, como sucedió con la mayoría de los equipos. Pero como dijimos en un principio, las rachas existen para ser quebradas, y esperemos que hoy no sea la excepción a la regla.
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