EL LUGAR DEL REY DE COPAS

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sábado, 16 de abril de 2011

LLEGÓ EL DÍA



Dormiste un puñado de horas y ya estás arriba. Dormir es una forma de decir, por que la ansiedad dificultó lo que a veces es lo más fácil del mundo. Te despertabas cada una hora, creyendo que te quedaste dormido, aunque agradecías al mismo despertador que en el semana querés romper, por ser el tranquilizador y decirte que todavía es temprano.
Te levantás, y sentado en la cama ya estás pensando en lo que hoy vas a vivir. Mirás al cielo, te persignas y los recuerdos empiezan a llover. El día que Aguero bailó a Croza, o aquel otro en que Ustari terminó atajando con una sola mano o, porque no, ese del último clásico en la Doble Visera.
Te tranquilizas cuando pensás que es un trámite, que los tenemos de hijos y nada va a cambiar eso. Descubrís lo conveniente que puede ser fumarte los nervios, preparaste la ropa durante toda la semana, mejor dicho, ya tenés lista la casaca. Aunque cuando la mirás fijo, se te acelera el corazón y se eriza tu piel.
Tu consuelo y calmante es mirar una y otra vez nuestro mayor orgullo. Los Rojos no nos engañamos a nosotros mismos con el cuento de la hinchada fiel o la cancha que nos regala el Presidente de la Nación, nosotros simplemente miramos el historial. Ese que dice que jugamos 177 partidos y festejamos de sobremanera en 68 oportunidades, y que ellos no pudieron ganar más que lo que empatamos, ganaron 46 y las restantes 62 fueron pardas.
También te acordas de muchos de los 282 goles que le gritamos en la cara, y sabes que los 235 de ellos no calientan tanto frío, tanto silencio o tantos partidos por la mitad. 
Cuando te pongas esa camiseta que está recién lavada y planchada, sabes que aunque por una injusticia hoy no tengas ticket, vas a estar ahí. Apoyando al Rojo que tanto nos necesita a todos, a los 3500 de adentro de la cancha, pero también a los millones que apoyen desde afuera. 
La hora llegó, sin ver el reloj lo podes sentir. Se respira, se siente, se palpa en el aire. Vamos a demostrar todos juntos quién es el capo de Avellaneda, el más grande de la ciudad, y cuando nos pidan el pasaporte -como dice el nuevo cartel de puente Pueyrredón- mostremos la chapa de Rey de Copas, de dueño del barrio, en definitiva, mostremos que Somos Nosotros!

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