Siete A.M... El despertador retumba en mis oídos, y abrumado después de una mala noche, me levanto de a poco, con ritmo cansino. Después de una mala noche, donde recuerdos se repetían en mi cabeza y me dificultaban conciliar el sueño. Una vez despabilado, una sensación extraña y poco agradable me abordó.
Preparo el mate intentando no pensar, pero esas imágenes de ayer por la noche se me venían a la mente. Queriendo creer y auto convencerme que solo fue una pesadilla, mantengo mi mente ocupada en otras cosas. En otras cosas que cualquier mortal dice, son más importantes. No para mí, al menos hoy.
Todavía adormecido e intentando esquivar una realidad que me persigue, me visto simulando que todo está bien, mintiéndome a mí mismo que nada pasó, que todavía falta y que con noventa minutos por delante todo puede cambiar.
Terror me daba sentarme en la PC y chocar de frente contra la realidad. Esa, que con certeza me jura y asegura que estamos cerca del final. Esa misma, que indica que solo un partido nos queda por disfrutar de este gran sueño que se instaló en Avellaneda.
Ese mismo sueño, que se había forjado allá por el 2004 y que también se esfumó rápidamente. Otra parecía ser la historia de hace siete años atrás a esta parte. Otras ambiciones y anhelos renovados, después de demostrar que somos los mejores de Sudamérica.
Cierto es, que todavía tenemos la posibilidad de disputar tres certámenes internacionales en lo que queda del 2011. Pero también, cierto es, que si nosotros, los hinchas, debíamos elegir uno, sin duda sería la Copa Libertadores de América. Por ser quienes más acostumbrados estamos a ganarla, porque a través de ella comenzó El Rey de Copas, por que históricamente nos pertenece.
Ya pasadas alguna horas desde mi despertar, los mismos recuerdos me siguen asaltando. La diferencia está, en que ahora, despabilado y bien despierto, no puedo mentirme. Ahora sé que se acabó. Que todo eso tan lindo que se generó en éstos últimos meses -aunque sea en nuestra mente- se esfumó. Que a pesar de la intensidad con la que el pueblo rojo lo vivió, se escapó, como el más lindo de los sueños cuando el despertador retumba en mis oídos.
Excelente nota!!! Me sentí muy identificado. Sentí lo mismo al levantarme. Y ayer no podía reconciliar el sueño. Muy bueno Franco!!! Te felicito. Gus
ResponderEliminarSi bien los hinchas del rojo que tenemos algunos años nos habíamos (mal) acostumbrado a ganar a cada rato, la realidad -y las estadísticas- nos enseñan que ser campeón no es para cualquiera, que ese tipo de logros se dan de vez en cuando,que revisten el carácter de excepcional, -no de cotidiano- y por eso se disfrutan más. En los mejores tiempos de Independiente, cuando se convirtió en Rey de Copas, fue también cuando sufrió las derrotas más dolorosas, basta recordar que en pocos años perdimos cuatro veces la oportunidad de ser campeones de mundo. Sufrimos mucho, yo era chico y recuerdo que lloraba por cada pérdida, pero a los pocos días estaba festejando de nuevo por otro lauro. Vamos, recordemos la alegría de ganar la Sudamericana y empecemos a palpitar la que sigue, porque eso es ser un verdadero hincha del Rey de Copas. Jorge
ResponderEliminar