EL LUGAR DEL REY DE COPAS

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lunes, 6 de junio de 2011

DE GUANTE BLANCO

Independiente cayó inmerecidamente 2 a 1 frente a Lanús en Avellaneda y se dilapidó la chance de pelear hasta el final. Con goles de Diego Valeri y Mario Regueiro para el Granate, Maxi Velazquez para el Rojo y una paupérrima actuación del ¨juez¨ Delfino, los de Mohamed cortaron una racha de seis partidos sin conocer la derrota.


Difícil se me hace escribir después de un partido como el de anoche, todo es confuso y los pensamientos y sentimientos son borrosos, las palabras no salen. O mejor dicho, salen pero no las adecuadas. Complicado es dejar de lado el corazón y mantener la frialdad necesaria para redactar profesionalmente, sobre todo cuando literalmente todo el pueblo Rojo se siente robado.
Es que este Independiente mereció bastante más que su rival, por mérito de buscar durante los noventa minutos y por luchar ante tanta inexplicable adversidad, pero que por cuestiones que exceden lo futbolístico, parece que el campeonato debía tener emoción hasta el final.
Dignísimo partido de los del Turco que fueron y fueron hasta último momento, sin maravillar ni mucho menos, pero buscándolo al fin. Siempre chocaron con un inspirado Agustín Marchesín y contra una pobrísima actuación del árbitro de turno.
Es que el partido comenzó con un ambicioso Rojo, que definitivamente mostraba intenciones de quedarse con los tres puntos. Sin gran claridad ni demasiadas ideas, iba en busca del arco Granate, con tenencia y traslación de pelota caracterizando un inicio prometedor.
Pero como el fútbol lejos está de resolverse desde los merecimientos, Lanús se aproximó y concretó.  Un tiro libre en la puerta del área con posterior delicioso remate de Diego Valeri, sentenciaron la desventaja y el empezar a correr de atrás. ¿Injusto? Más que nunca.
Lejos de apichonarse, Independiente acrecentó la tenencia de balón y con más ímpetu que fútbol buscó hasta el descanso, sin respuesta en el marcador. En esa discreta primera parte, solo se caracterizaron un par de aproximaciones mal resueltas, y lo único trascendente quedó en los pies de Báez, quien, como intuyendo lo que después vendría, ajustició a Delfino con un pelotazo de nocaut.
El complemento cambió las cosas, de tal manera que el conjunto Granate encontró su mejor versión. Supo acorralar a Independiente y hasta contó con la posibilidad de dar el toque de gracia. Delfino comenzó con el mamarracho al sancionar un inexistente penal de Julián Velazquez sobre Romero, quien se encargó de la ejecución. Tras su conversión, el ¨juez¨ ordenó que se pateara nuevamente por invasión, e Hilario se lució tapando el nuevo remate.
Luego de ese aluvión de Lanús, las cosas volvieron a la normalidad. El Grana se replegó aún más en su campo, cediendo pelota, terreno e iniciativa al conjunto de Mohamed. Pero cuando el empate estaba al caer, el fútbol volvió a demostrar que no maneja merecimientos.
Gran salida en velocidad de los de Schurrer y definición cruzada de Regueiro para quebrar la resistencia de Hilario Navarro. Si a esa altura el 1 a 0 sonaba a mucho, ya con el segundo consumado parecía diluírse cualquier mínima ilusión.
Una vez más, Independiente infló el pecho y fue a la carga. Tuvo el premio con el tanto de Maxi Velazquez y parecía que se podía. Pero otra vez, el árbitro se encargó de disolver sueños. Dos claros penales en área Granate no sancionados dejaron a las claras que Lanús debe pelear hasta el final y que por más que quiera, este no es momento para el Rojo.
La nota de color la puso la gente, cuando Delfino anuló bien el tanto de Fredes por offside en la jugada previa, y enfurecidos corrieron a insultar al juez de línea. Ese acto, no fue más que la explosión ante tanta impotencia, la cual surgió de dos penales a favor no cobrados, un penal en contra mal sancionado e infinidad de errores arbitrales en corners, laterales y foules, que decididamente incidieron en el resultado.
Ya en el vestuario, el papelón del ¨juez¨ continuó, y en su mayor expresión. Como si todo lo sucedido durante el encuentro fuera poco, expulsó a Hilario Navarro y Cristian Pellerano por  protestar. Si bien todos los jugadores le reclamaron a Delfino una vez finalizado el encuentro, ambos fueron quienes más airosamente lo hicieron, por lo que se perderán el partido frente a Tigre.
Duele perder, pero más de la forma en que se dió. Inmerecidamente y sobre todo a sabiendas de que alguien no deseó el triunfo Rojo, quien claramente fue perjudicado, demostrando una vez más que este no era nuestro campeonato. Los jugadores disputaron el partido con el corazón, pero una vez más, nos quedamos con las manos vacías, no como el de guante blanco.

1 comentario:

  1. exelente nota franco! la verdad q se puede perder o ganar, es parte del juego, pero ya cuando te meten la mano en el orto es otra cosa. quieren q lanus pelee hasta el final? perfecto.. pero avisen asi ponemos la 3ra y le damos descanso a los titulares! una vez mas "el futbol" me traiciono!
    matias (el mancu)

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